Para una madre como Adriana, el primer cumpleaños de su hija es un milagro
La hija de Adriana nació con microcefalia asociada al Zika, un defecto de nacimiento que resulta en una cabeza pequeña y una variedad de problemas de desarrollo. La condición es causada por el virus de Zika, transmitido por un mosquito a la madre durante el embarazo.
En muchos casos implica que el niño pelee por su vida desde el momento en que nace.
El brote más grande de Zika conocido ocurrió en 2015/16 en Brasil. El brote causó un pánico global. Una ola de miedo entre padres expectantes que habían visto las impactantes imágenes de bebés con cabezas malformadas, muchos de ellos luchando por ver, oír o tragar comida.
“El gran problema es que el virus infecta el feto en desarrollo”, dice el director del World Mosquito Program Scott O’Neill. “Esto resulta o bien en la muerte de un feto nonato o en su supervivencia pero sin el pleno desarrollo de su cerebro. Lo cual significa que el bebé tendrá variados grados de discapacidad severa y probablemente no viva hasta la edad adulta. En un contexto de pobreza y ausencia de una red de seguridad social, es un desastre, emocional y económicamente.”
La beba de Adriana está respondiendo gradualmente a ciertos estímulos. Aunque todavía no puede sentarse y tiene una visión limitada. Cuidarla es un trabajo de tiempo completo. Y nadie puede decirle a Adriana qué pueda depararle el futuro a su beba.
Este año, el pánico se ha desplazado al COVID-19, y también el foco en los recursos para la salud. Aún así, el Ministerio de Salud de Brasil identificó 579 casos sospechosos entre diciembre de 2019 y febrero de 2020.
El problema no se ha ido y las complejidades de la enfermedad apenas comienzan a ser plenamente comprendidas. Aún sigue habiendo más preguntas que respuestas.
El World Mosquito Program ha estado trabajando en una solución. Su método para prevenir la propagación del dengue ha mostrado resultados extremadamente prometedores y puede aplicarse igualmente para prevenir la propagación del Zika.
El profesor O’Neill es optimista en que su proyecto pueda tener un impacto en Brasil y dondequiera que exista el virus.
“Aún no tenemos evidencia de campo ya que no ha habido ningún brote de Zika en áreas donde nos hemos desplegado pero estudios de laboratorio muestran que nuestro método Wolbachia detiene la transmisión en la misma medida que la del dengue.”
El impacto del virus es obvio para una familia como la de Adriana. Pero se extiende más allá del hogar de la familia, especialmente en regiones donde ha sido prevalente, donde la pobreza es a menudo ampliamente extendida y la capacidad de los sistemas de salud es pobre.
Mientras las preocupaciones del mundo se conectan más directamente con la pandemia global actual, no deberíamos dar la espalda demasiado rápidamente a otros virus cuando no sabemos cuándo ni dónde desatarán su próxima devastación.
*El nombre de Adriana se ha cambiado para proteger su identidad