Belo Horizonte es una ciudad donde se mezclan los escenarios naturales, los asentamientos irregulares, infraestructuras que atestiguaron la euforia de los partidos de futbol durante la Copa del Mundo, en 2014… Es, también, lugar de las casas tradicionales de Cidade Jardim y de la internacionalmente conocida Capilla de San Francisco de Asís, creada por el arquitecto Oscar Niemeyer.
Su clima tropical con estación seca y una temperatura agradable durante todo el año así como el impulso económico por el turismo, la cultura y los negocios, la han hecho un punto atractivo para la migración, siendo habitada -en su región metropolitana- por poco más de 5 millones de brasileños. Es la 3ª ciudad más habitada del país y la 6ª de Latinoamérica.
Resulta lógico que, ante el crecimiento de su población también lo hicieran las demandas por servicios públicos, entre ellos, los relacionados con la salud. El World Mosquito Program, de la mano de Fiocruz y en colaboración con el Ministerio de Salud y los gobiernos locales se expandió de Rio de Janeiro y Niterói (RJ) a otras regiones del país, como Campo Grande, Petrolina y la ciudad de Belo Horizonte, donde desde 2020 se realizaron las actividades de relacionamiento con la población.
Este año, se inició el hosting de trampas BG´s en las casas de los voluntarios “anfitriones”, como les llaman en Brasil. Una de ellas es Karla Cristina Alves Rodriguez. Desde la llegada del WMP en el barrio de San Gabriel, se propuso como voluntaria para mantener en su casa una de las trampas BG’s.
Ella, es una de los 886 voluntarios que a la fecha están apoyando la etapa de monitoreo: las trampas BG capturan los mosquitos, que posteriormente son recolectados por un técnico conocedor del método Wolbachia en cada domicilio y luego son analizados para determinar si tienen o no presente la bacteria Wolbachia. Así, se determina si los “wolbitos” -como se les llama a los mosquitos Aedes egypti con Wolbachia en Brasil- se han conseguido establecer en los barrios.
Karla Cristina habla con claridad y entusiasmo, demostrando un genuino interés por la ciencia detrás del método Wolbachia y por lo sencillo que es participar como voluntario.
“Yo tengo la trampa conectada a la toma de luz todo el día y de verdad que su consumo energético es mínimo, de hecho no he visto ninguna variación en el recibo de luz. Yo soy voluntaria, orgullosamente anfitriona y les invito a todos los habitantes de Belo Horizonte a ayudar a la ciencia y a la ciudad, teniendo una trampa en sus casas”.
Su trabajo como voluntaria no se queda solamente en ser anfitriona. Karla Cristina ha llevado su entusiasmo a la escuela donde es profesora.
“Yo doy el curso de Aprendizajes Bancarios en la escuela Menino Jesús de Belo Horizonte. Aunque en un principio puede que no tenga tanta relación lo que enseño con mi labor como anfitriona, creo que en esta vida todo está relacionado, así que siempre estoy compartiendo las informaciones del proyecto del WMP a mis alumnos, con el fin de que ellos -a sus 15 y 16 años- lo compartan con sus papás y quién sabe, quizá alguna de las familias se conviertan en anfitriones también.”
Las acciones del WMP en Belo Horizonte, como en otras ciudades del mundo, alcanzan números alentadores de disminución de casos de dengue gracias a la labor conjunta y a personas como Karla Cristina, quien ve a su ciudad con un bello porvenir en el horizonte.