Chikungunya – El dolor que permanece | World Mosquito Program Skip to main content
Chikungunya

En un pueblo llamado Tonalá, en la costa del Pacífico mexicano, el hermano de Jandy, Tomaz, fue el primero en contraer la fiebre.

"Presentó un leve dolor en las articulaciones y fiebre durante 4 días", recuerda Jandy. "Luego, mi madre, de 74 años, se contagió. Tuvo inflamación en los pies, con dolor en las pantorrillas y fiebre durante días también".

Fue en pleno verano de 2016. Se habían registrado fuertes lluvias y con ellas llegó un brote de lo que los lugareños llamaban "la enfermedad del mosquito". La familia de Jandy, ya con síntomas, tomó paracetamol, pero su estado no mejoró, así que recurrieron a los baños y a las bebidas frías para intentar calmar la fiebre.

La familia de Jandy había contraído chikungunya: Una enfermedad tropical transmitida por mosquitos que se ha ido extendiendo en los últimos diez a quince años.   

"En mi caso", dice Jandy, "empecé con un ligero dolor en las articulaciones y fiebre. Con el paso de los días, los dolores en todo el cuerpo aumentaron. Llegué a un punto en el que necesitaba ayuda para caminar, además de días de fiebre de 38 a 40°C, y mucho dolor".

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El nombre chikungunya procede de la lengua kimakonde, hablada por una minoría étnica del sur de Tanzania. Se traduce como "lo que se dobla" o "se contorsiona", tal es la respuesta física de la gente a la enfermedad vírica. Se descubrió por primera vez en la década de 1950, pero ha cobrado mayor importancia en la última década debido al monitoreo de casos, el aumento de los desplazamientos humanos y la aparición de varios brotes graves.

Un recordatorio doloroso

El chikungunya puede confundirse con el dengue debido a sus síntomas similares de fiebre, dolores corporales y fatiga. Al igual que el dengue, se transmite principalmente por el mosquito Aedes aegypti y se ha extendido globalmente en las zonas tropicales. Un signo revelador que ayuda a diferenciar el chikungunya del dengue es la poliartralgia severa, o dolor articular, que es mucho más frecuente en el chikungunya.

En la mayoría de los casos, los síntomas debilitantes duran unos días, pero existe un patrón preocupante de víctimas que sufren síntomas artríticos mucho tiempo después de haberse infectado. Un estudio muestra que alrededor de una cuarta parte de los pacientes declararon un dolor articular persistente dos años después de la infección.

Se están llevando a cabo estudios para comprender cómo la infección vírica por chikungunya causa artritis persistente. Hasta ahora, sabemos que los síntomas constantes son más comunes en los pacientes que tenían una mayor carga viral o que sufrieron una mayor duración de los síntomas durante la fase inicial de la enfermedad. Los estudios muestran que las proteínas víricas eran indetectables en estos pacientes dos años después de la infección, lo que indica que cualquier persistencia a largo plazo del virus se encuentra en niveles bajos o en lugares ocultos. La explicación más probable es que la respuesta inmunitaria a la infección inicial por el virus del chikungunya puede provocar una inflamación y un dolor articular continuos mucho después de que el virus haya desaparecido.

Jandy comparte que los cinco miembros de su familia que se contagiaron de chikungunya allá por 2016 todavía lo recuerdan debido a los dolores musculares y de espalda. "Incluso después de tantos años seguimos sintiendo dolores de forma esporádica en algunas partes del cuerpo, no intensos pero sí un recuerdo de esa terrible enfermedad."

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A los mosquitos Aedes aegypti les encanta vivir donde habitan las personas. Las poblaciones humanas de alta densidad proporcionan una fuente de sangre lista para la reproducción. Y, como las poblaciones urbanas siguen creciendo, también lo hacen los mosquitos y el número de víctimas que infectan. El cambio climático también está influyendo, ya que la expansión de las regiones más cálidas y los cambios en las prácticas de almacenamiento de agua ofrecen entornos más propicios para que los mosquitos prosperen. Fuente: Centers of Disease Control and Prevention

Sin una solución rápida

Como no hay vacuna para el chikungunya ni medidas sostenibles para reducir las poblaciones de mosquitos, encontrar una solución alternativa y eficaz para controlar el chikungunya -y otros virus transmitidos por el Aedes como el dengue, el Zika y la fiebre amarilla- es una prioridad creciente para las autoridades sanitarias. Y aún más para los países en desarrollo, mientras el COVID-19 sigue ejerciendo presión sobre los vulnerables sistemas de salud.

Estudios de laboratorio han demostrado que las tasas de infección y diseminación del chikungunya se reducen significativamente en los mosquitos portadores de la bacteria natural Wolbachia en comparación con los mosquitos no infectados por esta bacteria. También hay pruebas prometedoras de los sitios del proyecto WMP que sugieren que el método es eficaz contra el chikungunya en el campo. Datos registrados en Niteroi, Brasil, muestran una reducción del 56% en la incidencia de chikungunya en las zonas donde se han liberado mosquitos con Wolbachia.

Katie Anders, Directora de Evaluación de Impacto del World Mosquito Program, ha estado supervisando el impacto a largo plazo de las intervenciones con Wolbachia en 11 países propensos a enfermedades transmitidas por mosquitos. 

"Muchos de los países asociados al WMP han experimentado brotes imprevistos de chikungunya en la última década", explica. "Todas nuestras pruebas de laboratorio y de campo indican que una alta cobertura de Wolbachia protegerá a estas comunidades de futuros brotes de chikungunya, evitando una gran carga potencial de enfermedades agudas y crónicas".

Mientras el WMP sigue acumulando datos de las liberaciones de mosquitos con Wolbachia en Sudamérica, Asia y Oceanía en sus ensayos de campo, la Dra. Anders confía en que el método podría desempeñar un papel clave en la mitigación de la propagación del chikungunya.

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